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Adulterar el protocolo

- Por Juan Jos� Feijoo

 

 [diciembre de 2007]

 

Por JUAN JOS� FEIJOO

La pr�ctica protocolaria, entendida �sta bajo unos preceptos normativos, cl�sicos o tradicionales, est� siendo sometida al socaire de las circunstancias que nos deparan los nuevos tiempos pol�ticos y donde cada dirigente se permite interpretar el protocolo seg�n le favorezca -cosas del llamado pluralismo -y consecuentemente, adulterando aquel.

Quienes nos hemos destetado con los tratados de Felio A. Vilarrubias, Francisco L�pez Nieto o Jos� Antonio de Urbina, entre otros prestigiosos ex�getas de la materia, estamos ahora estupefactos viendo como el ceremonial ya no atiende a esas normas, usos o costumbres, sino que se ejecuta siguiendo otras pautas, totalmente coyunturales, y que hacen resquebrajar los principios cl�sicos, como decimos, del planteamiento protocolario.

No solo no se respeta la colocaci�n de la bandera en actos oficiales, tal como obliga la Ley 39/81 de 28 de octubre, -ya no hablamos de su colgadura en edificios p�blicos-, sino que en aras al talante pluralista, los tratamientos honor�ficos quedan suprimidos o soslayados mediante Acuerdos y Leyes  -Gobierno, Autonom�as, Universidad.- y la interpretaci�n de las precedencias es siempre cuesti�n eventual y a criterio de quien las fije. Y ya no entramos en otras cuestiones de cortes�a cuando se trata de enviar invitaci�n.

Y a todo esto se suma el obsoletismo del ordenamiento general de precedencias en el Estado, que como conocen data de 1983. Y eso que el Gobierno, en una respuesta en el Congreso al parlamentario popular de Ourense, Celso Delgado, reconoc�a la necesidad de actualizar el Real Decreto 2099/83 de 4 de agosto, aunque tambi�n subrayaba que es "un asunto complejo que no debe ser guiado por la precipitaci�n o por consideraciones meramente coyunturales". Por ello, lo m�s oportuno es constituir un grupo de trabajo integrado por expertos en Protocolo que aporten su opini�n a la futura nueva norma reguladora del protocolo en Espana.

En este estado de cosas, para el profesional de protocolo resulta dif�cil trabajar en estas condiciones alteradas, pues, a pesar de aplicar la norma con flexibilidad, el pol�tico de turno siempre pretende posicionarse lo posible, de manera que su presencia quede notoria y de paso pueda salir en la foto. Lo malo, es que no hay sillas preferenciales para todos y por mucho que se pretenda, no es posible tampoco ampliar las presidencias cual si fueran de goma. El experto en protocolo, ubicar� a los que corresponda estar, eso si, adecuando el ceremonial al �mbito en que se desarrolle, pues cada uno tiene sus normativas espec�ficas.

Esto es lo que hay que hacer, entender a los dirigentes pol�ticos, pues Protocolo es orden y jerarqu�a, y para que esto sea as� es necesario aplicar la norma, la misma para todos.

El protocolo no puede sacrificarse en aras del pluralismo.

 

 

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