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El Art�culo

El Tois�n de Oro concedido a Adolfo Su�rez no es una condecoraci�n del Gobierno sino de la Casa Real espanola
                                                                                                       
 por Jos� Luis Delgado Garc�a

 

 [julio de 2007]

 

Jos� Lu�s Delgado Garc�a, asesor y consultor en Protocolo, escribi� para el Diario de �vila el pasado d�a 2 de julio el siguiente art�culo que reproducimos a continuaci�n (pulse sobre la imagen para acceder al documento original en pdf):

Vaya por delante mi personal aprecio y enhorabuena a qui�n desde el mes de Junio pasado hace el n�mero quince de las altas personalidades que ostentan en la actualidad la prestigiada condecoraci�n de el Tois�n de Oro, Adolfo Su�rez Gonz�lez, que por merecido y desde mi punto de vista, oportuno, huelga hacer todo tipo de paneg�ricos y loas, que por otra parte, ya se han hecho por personas mucho m�s cualificadas que qui�n estas l�neas escribe.

El cumplimiento del 30 aniversario de las primeras elecciones democr�ticas, es ocasi�n propicia para otorgarle el Tois�n a Adolfo Su�rez, con todo merecimiento, como reconocimiento publico a sus desvelos y entrega al servicio no s�lo de Espana, que ya es importante, sino tambi�n a la Corona. La alta distinci�n recibida aunque un poco m�s moderna que la Orden de la Jarretera inglesa, se consideran las de m�s reconocido prestigio que existen en el mundo. Lo crea en 1429 Felipe II, Duque de Borgona y Conde Flandes, "Felipe el Bueno" c�mo se le ha reconocido en los libros de historia, cuando se casa con Isabel de Portugal y Lancaster. La palabra "Tois�n" viene del franc�s que significa "vellocino", o la piel del carnero.

Tras el paso de los anos y como consecuencia del matrimonio del Archiduque Felipe de Habsburgo, "Felipe el Hermoso", con Dona Juana la Loca, la Orden en 1504 pasa a la Corona de Espana, puesto que este incorpor� por matrimonio el Ducado de Borgona a la Corona de Espana.

Y es desde entonces que todos los monarcas espanoles han sido los Soberanos y Grandes Maestres de la Orden. El Tois�n de Oro no es una condecoraci�n de Estado, como s� lo son la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III (m�xima Condecoraci�n que otorga el Estado Espanol), la Real Orden de Isabel la Cat�lica o la del M�rito Civil, sino que por el contrario esta Orden es una orden de car�cter "Familiar", es una orden que han ostentado los jefes de las distintas Casas Reales que han existido a lo largo de la historia en Espana. Evidentemente, en la actualidad al ser una Orden de "Familia", pertenece a la "Familia Borb�n" exclusivamente, y su actual Soberano y Gran Maestre es Don Juan Carlos I de Borb�n, como Rey de Espana y c�mo Jefe de la Casa Real Espanola. Quede esto claro para no confundir y tergiversar la historia de la Orden.

Consecuencia directa es que no es una Condecoraci�n que otorgue el Gobierno de  turno, sino que es una condecoraci�n que otorga directamente el Rey de Espana a qui�n cree merecedor de tan alta distinci�n, y todo ello con arreglo igualmente al articulo 65 de nuestra Constituci�n del 78 y al RD 1368/87. De hecho, sin faltar a otra de las cuestiones que la Constituci�n establece que es que la persona del Rey es inviolable e irresponsable y que todos sus actos tienen que ir refrendados por el Presidente del Gobierno, es por ello que lo �nico que hace el Consejo de Ministros es "o�r" la decisi�n del Soberano, no "acordar" la concesi�n. De hecho se dice en el Real Decreto oportuno: "queriendo dar una prueba de MI Real aprecio.", y m�s adelante,  "o�do el Consejo de Ministros Vengo en nombrarle Caballero.." Y por ello se publica as� en el Bolet�n Oficial del Estado.

Es claro, por tanto, que no ha sido el Gobierno de Jos� Luis Rodr�guez Zapatero qui�n ha concedido el Collar del Tois�n de Oro a Adolfo Su�rez Gonz�lez, como ha querido hacer ver la ejecutiva provincial socialista de �vila, sino que ha sido personal y directamente el Rey Don Juan Carlos qui�n en uso de sus facultades y por ser el Gran Maestre de esa Orden de car�cter familiar quien le ha concedido tan alta distinci�n, dando prueba de su "Real aprecio".

F�jense que cualquier otro Real Decreto que vean en el Bolet�n Oficial del Estado llevar� siempre la siguiente frase: "a propuesta del Ministro de......y previa deliberaci�n del Consejo de Ministros en su reuni�n del d�a...."; es evidente que existe una importante diferencia entre simplemente "o�r" o "acordar" en Consejo de Ministros.

De hecho, como senala el historiador Jos� Luis Sampedro no se entiende muy bien que esta concesi�n tenga que publicarse en el B.O.E, puesto que no es una condecoraci�n de Estado y si familiar, insisto, y que as� ocurri� cuando Don Juan Carlos concedi� el Tois�n a Jos� Mar�a Pem�n, al anterior Duque de Alburquerque, al que fue Presidente de las Cortes, Torcuato Fern�ndez Miranda y al que fue el Jefe de su Casa, el Marques de Mondejar; ninguna de estas concesiones aparecieron en el Bolet�n Oficial del Estado ni refrendadas por el Presidente del Gobierno por ser "�rdenes comunicadas de Su Majestad".

Esta es, a nuestro juicio, la posici�n que deber�a haberse seguido siempre, encuadrando el desarrollo de la vida de la Orden en el art�culo 65 de la Constituci�n de 1978, en el que se determina que el Rey dispone libremente en lo referente a la organizaci�n de su Casa. De esta forma, eliminar�amos el concepto, que creo injustificado, de que la Insigne Orden sea tratada y equiparada como una mera condecoraci�n nacional en cuya concesi�n ha de intervenir el Gobierno, absolutamente ajeno a una distinci�n nacida en el Ducado de Borgona.

Sin embargo, la pr�ctica posterior a la promulgaci�n de la Carta Magna ha sido, el intento de encasillamiento del Tois�n a la cabeza de las Ordenes y condecoraciones estatales espanolas, public�ndose las concesiones en el B.O.E., en espanol (no en borgon�n como mandan los estatutos, pr�ctica seguida en el exilio por el Conde de Barcelona), y refrend�ndolos el Presidente del Gobierno, figura, insistimos, totalmente ajena a la Instituci�n.

Los nombramientos hechos por Don Juan Carlos demuestran la alta estima en la que tiene esta muestra de su aprecio, pues se ha limitado a conceder el prestigioso collar a eximios servidores de la Monarqu�a (los ya difuntos, c�mo dec�amos, marqu�s de Mond�jar, Torcuato Fern�ndez Miranda, Jos� Mar�a Pem�n y el anterior duque de Alburquerque); y junto a estos, decir que por primera vez en la historia del Tois�n, en 1985 el Rey Don Juan Carlos concedi� a una mujer el grado de caballero del Tois�n; se trataba de la Reina Beatriz de Holanda, a la que ese mismo ano le sigui� la Reina Margarita de Dinamarca y en 1988 a la Reina Isabel II de Inglaterra; igualmente poseen en el momento presente este grado el Rey Juan Carlos I (1941), S.A.R. Don Carlos de Borb�n-Dos Sicilias (1964), Constantino de Grecia (1964), el Pr�ncipe de Asturias (1981), el Rey Carlos Gustavo de Suecia (1983), el Gran Duque Juan I (Duque de Luxemburgo) (1983) y el  Emperador Aki-Hito (1985).

Dato curioso e importante es que desde 1988 y hasta el ano1994 (Alberto II de los Belgas), el Rey no concedi� ning�n Collar de la Orden, y posteriormente desde 1994 al 2004 tampoco, siendo el primero en el citado ano 2004 para Sime�n de Sajonia - Coburgo Gotha, Sime�n de Bulgaria, sigui�ndole en 2006 el Rey Bhumibol de Tailandia y ya este ano en el mes de abril se lo concedi� al Gran Duque Enrique de Luxemburgo; por tanto, como dec�a anteriormente, Adolfo Su�rez hace el n�mero quince de los Collares que est�n concedidos a personas vivas por el actual monarca. S�lo se pueden entregar sesenta collares y a la muerte de los condecorados sus descendientes tienen que devolver el Tois�n de Oro. Carlos V entreg� o nombr� Caballeros a 51 personas.

El vellocino, que es realmente el Tois�n, es la piel del carnero que cuelga de un collar con veintis�is eslabones y pedernales despidiendo llamas y con una frase en lat�n recogida del Libro de los Jueces, en la figura de Ged�on, en su lucha contra los madianitas: "Ante Feriti, Quam Flamma Micet" (hiere, antes de que vea la llama), junto a  las "B" de Borgona, conforman lo que hoy podemos ver colgando del pecho en las grandes solemnidades a Su Majestad el Rey o al Pr�ncipe de Asturias, entre otros.

La orden se constituy� en defensa de los d�biles y al servicio de la Iglesia de Dios.

Jos� Luis Delgado Garc�a
Asesor y consultor en Protocolo

 

 

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