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A vueltas con las banderas |
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- El poder comunicativo de las ensenas nacionales |
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[septiembre de 2007] |
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JAVIER CAMPOS En estos �ltimos tiempos el tema de las banderas est� de moda. En Espana, grupos nacionalistas evitan la colocaci�n de la ensena nacional en los lugares p�blicos, en Inglaterra, tras la modificaci�n de la normativa sobre la Union Jack por parte del nuevo primer ministro, se ha creado un revuelo pol�tico por parte de administraciones que se niegan a colocar el emblema en sus fachadas, incluso Escocia ha llegado a conseguir que la legislaci�n modificada no le afecte, y no pondr� la famosa bandera cruzada en sus lugares de honor. No es intenci�n de este art�culo criticar ni dilemizar pol�ticamente sobre la obligaci�n y necesidad de izar la bandera nacional en lugares de honor, o hacer un juicio en contra de aquellos que se oponen a su presencia. Llama cada vez m�s la atenci�n el que la ensena nacional (de cualquier pa�s) provoque sensibilidades y reacciones m�s intensas a los ciudadanos. No se trata solo de un trozo de tela tintado. Representa mucho m�s. Cuando uno acude a un evento deportivo, ve en los espectadores una unanimidad inusual. Las gradas se repletan de los colores nacionales, y es f�cil identificar donde se colocan los del pa�s anfitri�n y donde los visitantes. Las banderas se levantan en alza para demostrar el orgullo nacional, para identificarse. No se trata ahora de ritos militares como la jura de bandera o los honores propios de este tipo de eventos. Se trata de una sena de identidad, de poder, de orgullo, y sobre todo, de una manera de comunicar. Cuando un partido nacionalista retira la bandera de la sala de prensa de un consistorio, no lo hace por simple desagrado a unos colores. Su acci�n va mucho m�s all�. Est� rechazando la presencia de un estado, neg�ndose a llevar a cabo una funci�n p�blica ante una soberan�a que no reconocen como propia, por los motivos que consideren, no siendo motivo de este art�culo el valorarlos. Si un equipo de gobierno local no iza las banderas correctamente en los m�stiles, es poco probable que sea un error, que se trate de una equivocaci�n o un despiste. Est�n comunicando. Cada vez es m�s frecuente el uso de las banderas (o ausencia de ella) como medios de comunicaci�n. Y en situaciones de confrontaciones pol�ticas, este uso se maximiza, porque son gestos sutiles, pero muy eficaces, en un lenguaje no verbal que representa lo que se quiere decir, pero sin decirlo. Saben que la presencia o no de los emblemas puede causar mayor sensibilidad en el pueblo que un buen discurso. Los motivos no siempre son pol�ticos. Recuerden ese estudiante que acudi� de vacaciones a Letonia y pas� semanas encerrado por robar una bandera. Para los letones supuso un agravio a su pa�s, una manera de insulto, y pag� por ello. Por lo tanto, podemos afirmar, ahora m�s que nunca, que las banderas son un medio de comunicaci�n, donde el emisor env�a un mensaje a trav�s de gestos realizados a la misma, y el receptor lo interpreta seg�n sus propias costumbres y leyes, en una sociedad que, lejos de los totalitarismos pasados, adquiere la sensibilidad de un sentimiento representado tambi�n en sus s�mbolos nacionales. |
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