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Agua, viento y folclore en fiesta que presenta el sueno de la Expo al mundo

- El pasado d�a 13 se inaugur� de forma oficial la muestra de Zaragoza centrada en los recursos h�dricos y el sostenimiento medioambiental, aunque la apertura al p�blico se realiz� al d�a siguiente

 

 [16 de junio de 2008]

 

La Expo de Zaragoza, se abri� el pasado s�bado definitivamente al mundo, ha contado con una brillante puesta en escena en la fiesta de su inauguraci�n, en la que el protagonismo, a partes iguales, fue del agua, la danza, la m�sica y, sin querer, del viento, aunque tambi�n hubo un poco de "glamour".

El Palacio de Congresos del recinto de la Expo cobr� vida a las 20.00 horas del viernes para comenzar a recibir a los 1.500 invitados a la fiesta de apertura en este lugar, presidida por la Familia Real al completo y el jefe del Ejecutivo, Jos� Luis Rodr�guez Zapatero, y con la presencia de muchos de sus ministros. Media hora antes, los periodistas observaban, desde sus balcones elevados, c�mo las senoras de la limpieza se afanaban en dar los �ltimos toques, con mopas y panos, al Auditorio, antes de que por megafon�a fueran conminadas a "evacuar" la sala ante la inminente llegada del p�blico. Eso s�, primero les agradecieron su trabajo.

En la sala estaba todo el mundo que es alguien en Arag�n, y muchos de los que son alguien en Espana, como los alcaldes de Barcelona y Sevilla, una docena de presidentes o consejeros auton�micos, diputados, senadores, militares y concejales, empresarios, l�deres sindicales y diplom�ticos. Casi todos los hombres de oscuro, mucho blanco y beige entre las senoras, alg�n toque de rojo y, sobresaliendo, los bonetes p�rpuras del arzobispo de Zaragoza, Manuel Urena, y del nuncio del Vaticano en Espana, Manuel Monteiro de Castro.

Mientras esperaban se form� alg�n corrillo, imposible en cualquier otro foro, como el formado por el l�der del PP, Mariano Rajoy, con el consejero de Econom�a del Ayuntamiento de Zaragoza, el socialista Francisco Catal�n, y la vicepresidenta del Congreso, Teresa Cunillera. Lo m�s ex�tico, los saris y t�nicas de colores de las africanas e ind�es y los turbantes de �rabes y pakistan�es. De lo m�s emotivo, el rostro de Guillermo, el voluntario de mayor edad de la Expo, con 104 anos, que ocupaba un lugar destacado en la segunda fila, tras los asientos de los ministros.

Las m�s altas autoridades del Estado y de Arag�n esperaron a los Reyes en el exterior del Palacio de Congresos. Dona Sof�a llevaba un traje de chaqueta beige; Dona Letizia, una camisa negra con una falda en plata, rojo y negro; Dona Elena, un traje azul agua y el pelo recogido en una cola de caballo, y Dona Cristina, un vaporoso pantal�n ancho gris con una chaqueta blanca. La vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fern�ndez de la Vega, llevaba un pantal�n dorado con casaca y zapatos rojos.

En el cielo pocas nubes y, como invitado inesperado, el cierzo, que se llev� la lluvia que ha ca�do insistentemente sobre Zaragoza el �ltimo mes pero que jug� una mala pasada al Rey, a quien alborot� el cabello. El primer plano del monarca, despeinado, firmando en el libro de honor de la Expo y que se pudo ver por la pantalla gigante provoc� sonrisas entre el p�blico.

Ya con todas las autoridades en el escenario, delante de una pantalla sobre la que se proyectaban unas nubes, se pudo ver c�mo el presidente de Expoagua, Roque Gistau, llevaba al cuello su acreditaci�n colgando de la cinta con el logotipo de la Expo, la misma que lucen miles de trabajadores y cientos de periodistas. Quiz� tem�a que le impidieran el paso entre tanta cara conocida.

Una de las ovaciones m�s espont�neas fue la que recibieron los voluntarios que retiraron del escenario la mesa y las sillas. La actriz Bel�n Rueda present� despu�s el acto m�s l�dico, una coreograf�a acerca del gozo del agua, de c�mo dejarse llevar por su sensualidad y por los sentimientos, de c�mo el agua influye en las estaciones y en el �nimo. Acto seguido, la soprano Montserrat Mart� interpret� el himno oficial de Expo Zaragoza 2008, una mezcla de estilos a cargo de una orquesta de violines y violas y de un grupo moderno, con bater�a y guitarras el�ctricas. Unos pocos tocadores de tambores de Calanda y un cuadro de cincuenta joteros completaron el n�mero musical del cierre del acto. Los invitados degustaron m�s tarde y antes del espect�culo pirot�cnico, un c�ctel de platos t�picos de Arag�n, con vinos de Carinena y Somontano.
(ISABEL PONCELA, EFE)

 

 

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