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La
Expo de
Zaragoza, se abri� el pasado s�bado definitivamente al mundo, ha
contado con una brillante puesta en escena en la fiesta de su inauguraci�n,
en la que el protagonismo, a partes iguales, fue del agua, la danza, la
m�sica y, sin querer, del viento, aunque tambi�n hubo un poco de "glamour".
El Palacio de Congresos del recinto de la Expo
cobr� vida a las 20.00 horas del viernes para comenzar a recibir a los 1.500
invitados a la fiesta de apertura en este lugar, presidida por la Familia
Real al completo y el jefe del Ejecutivo, Jos� Luis Rodr�guez Zapatero, y
con la presencia de muchos de sus ministros. Media hora antes, los
periodistas observaban, desde sus balcones elevados, c�mo las senoras de la
limpieza se afanaban en dar los �ltimos toques, con mopas y panos, al
Auditorio, antes de que por megafon�a fueran conminadas a "evacuar" la sala
ante la inminente llegada del p�blico. Eso s�, primero les agradecieron su
trabajo.
En la sala estaba todo el mundo que es alguien en Arag�n, y muchos de los
que son alguien en Espana, como los alcaldes de Barcelona y Sevilla, una
docena de presidentes o consejeros auton�micos, diputados, senadores,
militares y concejales, empresarios, l�deres sindicales y diplom�ticos. Casi
todos los hombres de oscuro, mucho blanco y beige entre las senoras, alg�n
toque de rojo y, sobresaliendo, los bonetes p�rpuras del arzobispo de
Zaragoza, Manuel Urena, y del nuncio del
Vaticano en Espana, Manuel Monteiro de Castro.
Mientras esperaban se form� alg�n corrillo, imposible en cualquier otro
foro, como el formado por el l�der del PP, Mariano Rajoy, con el consejero
de Econom�a del Ayuntamiento de Zaragoza,
el socialista Francisco Catal�n, y la vicepresidenta del Congreso, Teresa
Cunillera. Lo m�s ex�tico, los saris y t�nicas de colores de las africanas e
ind�es y los turbantes de �rabes y pakistan�es. De lo m�s emotivo, el rostro
de Guillermo, el voluntario de mayor edad de la
Expo, con 104 anos, que ocupaba un lugar destacado en la segunda
fila, tras los asientos de los ministros.
Las m�s altas autoridades del Estado y de Arag�n esperaron a los Reyes en el
exterior del Palacio de Congresos. Dona Sof�a llevaba un traje de chaqueta
beige; Dona Letizia, una camisa negra con una falda en plata, rojo y negro;
Dona Elena, un traje azul agua y el pelo recogido en una cola de caballo, y
Dona Cristina, un vaporoso pantal�n ancho gris con una chaqueta blanca. La
vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fern�ndez de la Vega, llevaba un
pantal�n dorado con casaca y zapatos rojos.
En el cielo pocas nubes y, como invitado inesperado, el cierzo, que se llev�
la lluvia que ha ca�do insistentemente sobre
Zaragoza el �ltimo mes pero que jug� una mala pasada al Rey, a quien
alborot� el cabello. El primer plano del monarca, despeinado, firmando en el
libro de honor de la Expo y que se pudo
ver por la pantalla gigante provoc� sonrisas entre el p�blico.
Ya con todas las autoridades en el escenario, delante de una pantalla sobre
la que se proyectaban unas nubes, se pudo ver c�mo el presidente de
Expoagua, Roque Gistau, llevaba al
cuello su acreditaci�n colgando de la cinta con el logotipo de la
Expo, la misma que lucen miles de
trabajadores y cientos de periodistas. Quiz� tem�a que le impidieran el paso
entre tanta cara conocida.
Una de las ovaciones m�s espont�neas fue la que recibieron los voluntarios
que retiraron del escenario la mesa y las sillas. La actriz Bel�n Rueda
present� despu�s el acto m�s l�dico, una coreograf�a acerca del gozo del
agua, de c�mo dejarse llevar por su sensualidad y por los sentimientos, de
c�mo el agua influye en las estaciones y en el �nimo. Acto seguido, la
soprano Montserrat Mart� interpret� el himno oficial de
Expo
Zaragoza 2008, una mezcla de estilos a cargo de una orquesta de
violines y violas y de un grupo moderno, con bater�a y guitarras el�ctricas.
Unos pocos tocadores de tambores de Calanda y un cuadro de cincuenta joteros
completaron el n�mero musical del cierre del acto. Los invitados degustaron
m�s tarde y antes del espect�culo pirot�cnico, un c�ctel de platos t�picos
de Arag�n, con vinos de Carinena y Somontano.
(ISABEL PONCELA, EFE) |