La ceremonia de juramento de un cargo no es un mero s�mbolo. Constituye el acto de fe p�blica de acatamiento de un deber que implica responsabilidades.
El pasado d�a 20 de enero, las televisiones de todo el mundo retransmitieron el acto inaugural del mandato de Obama, entre los que se encontraba la jura del cargo. As�, el presidente del Tribunal Supremo de loa Estados Unidos de Am�rica, con la Biblia en la mano, recitaba la f�rmula del juramento para que el nuevo presidente de su naci�n repitiera las palabras una por una. V�ctima de un lapsus o del nerviosismo, el presidente de dicho tribunal cometi� un par de errores y, como consecuencia, la f�rmula del juramento no fue la legal.
Es muy posible que en otros pa�ses, ese detalle se hubiese considerado nimio; incluso, alguien hubiese levantado la voz para insinuar que este tipo de actos est� obsoleto y que lo que Obama quer�a en realidad es modernizar el protocolo.
Sin embargo, conocido es de todos la forma de ser americana; las series y las pel�culas, esa gran parte de su diplomacia p�blica que nos trae sus costumbres cada d�a hasta el sal�n de nuestra casa. Y una de sus peculiaridades es el sistema jur�dico, en el que las demandas est�n a la orden del d�a. Es muy probable que alguien pudiese haber impugnado los actos del presidente de EE UU alegando que el juramento del cargo no era el legalmente establecido.
As�, Obama decidi� repetir el juramento el mismo d�a 21 esta vez s�, dictando la f�rmula legal. Otros hubieran pensado que s�lo se trataba de un acto protocolario; como si los actos protocolarios, encargados de las formas, no tuviesen valor; o hubieran determinado que hab�a llegado el momento de dar libertad parta que cada uno expresase la f�rmula a su antojo. �l no; los norteamericanos, no.
Otra lecci�n que aprender. (PROTOCOLODIGITAL.ES)