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?Deben los ministros acudir con corbata al Congreso de los Diputados?

- El peri�dico 'El Mundo' publica dos art�culos de opini�n, uno a favor y otro en contra, a ra�z de la an�cdota protagonizada por Jos� Bono y Miguel Sebasti�n ante la falta de esta prenda en la indumentaria del titular de industria

Participe en el Foro de Debate Protocolo y Sociedad y d� su opini�n al respecto

 

 [7 de julio de 2008]

 

El pasado domingo, el peri�dico espanol El Mundo public� en su columna de opini�n sendos art�culos a favor y en contra del debate suscitado en la sociedad a ra�z del "incidente" de la corbata entre Miguel Sebasti�n, Ministro de Industria, y Jos� Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, ante la falta del primero de vestir dicha prenda en una sesi�n de la c�mara baja. Ante este hecho, el peri�dico public� una opini�n a favor del no uso de la corbata, firmada por Carlos Fuente, Presidente de la Escuela Internacional de Protocolo, y otra en contra de la falta de esta prenda, que rubricaba Anna R. Al�s, cronista social de El Mundo de Cataluna y escritora. A continuaci�n reproducimos estos art�culos, a la vez que se abre el tema en el Foro de Debate Protocolo y Sociedad para que todos los lectores puedan dar su opini�n:

Un debate absurdo
Carlos Fuente, Presidente de la Escuela Internacional de Protocolo

Ponerse o no la corbata parece el ser o no ser del pol�tico de hoy o del alto cargo institucional o empresarial. La postura del Ministro de Industria, que obviamente responde a la congruencia de su decisi�n de ahorrar energ�a en el Ministerio y contribuir con ello modestamente al desarrollo sostenible, se ha convertido err�neamente en un debate sobre si es necesario el uso de la corbata cuando se ostenta una representaci�n oficial. El buen humor del presidente del Congreso al obsequiarle con esa prenda tan masculina, no ayuda a poner las cosas en su sitio. Probablemente todo esto sea una an�cdota m�s que da juego period�stico y tertulia ciudadana, pero que se aleja de las preocupaciones sociales existentes en estos momentos. Tampoco se esconde que en la postura del ministro hay mucho de puesta en escena, cuando seguramente habr�a que acometer otras pol�ticas en la lucha por el cambio clim�tico m�s profundas.

Pero deseo no entrar en la pol�tica, sino en el an�lisis social. Creo que es un error pensar que la corbata es sin�nimo de ir adecuadamente vestido para un trabajo o para una funci�n representativa. Debates como �stos nos sit�an en el pasado, cuando los poderosos deb�an ejecutar un protocolo y un saber estar que le situaran por encima del ciudadano. Resulta bastante incongruente debatir sobre la conveniencia de que el ministro de Industria lleve corbata, cuando estamos cansado de ver a los propios pol�ticos prescindir de la prenda en el momento que quieren mostrarse m�s pr�ximos o sencillamente trasladar una imagen m�s distendida. Se critica tambi�n a veces el quitarse la chaqueta en determinadas reuniones, y, sin embargo, observamos c�mo l�deres de numerosos pa�ses lo hacen con frecuencia en cumbres del m�ximo nivel.

Hace ya algunos anos afirmaba en un peri�dico nacional que las horas de la corbata como prenda imprescindible en las relaciones sociales y oficiales comenzaba a agotarse. Hoy sigo manteniendo lo mismo. Presentar un informativo televisivo sin corbata era un pecado grave, pero hoy abundan m�s los que prescinden de ella. Importantes ejecutivos de empresa comienzan a descubrir que una etiqueta m�s informal en verano favorece su trabajo y hoy ya no llama tanto la atenci�n acudir sin corbata si el resto del vestuario es acorde. Eso ser� por algo. Y es que incluso sin corbata se puede ir igual o m�s elegante, y por supuesto no desmerece la funci�n de representaci�n p�blica. Pero con independencia de esta cuesti�n, lo que parece claro es que el vestir en estas situaciones no es una cuesti�n de uniformidad obligada. Un representante p�blico debe ofrecer una imagen adecuada en raz�n a su posici�n, pero �sta no debe reflejarse solo en el uso de la tradicional chaqueta y corbata. Creo que en esto debemos evolucionar mucho al respecto.

Cada �poca del ano exige un vestuario acorde con los factores clim�ticos. En tiempos de calor lo mejor es utilizar una etiqueta c�moda, dentro de unos l�mites razonables. Est� claro que un ministro no podr� ir de camiseta al Congreso de los Diputados o a otro acto oficial, pero vestido correctamente (como al menos se entiende hoy) no implica necesariamente la obligatoriedad de la corbata. Prestigiosos estilistas afirman adem�s que en determinadas situaciones la corbata no es sin�nimo de elegancia. En estas fechas de calor, cuando todos estamos en casa con ropa ligera, bajo el ventilador o el aire acondicionado, ver por televisi�n a nuestros altos representantes metidos en el traje y anudada la corbata al cuello nos produce una extrana sensaci�n. Pero sobre todo seguimos sin entender por qu� la corbata es un elemento del vestir obligatorio para ciertos oficios. Excepciones obligadas a parte, ver a un ministro sin la corbata, pero vestido adecuadamente, es un soplo de frescura en las ataduras cl�sicas de la imagen trasnochada.

A estas alturas, ?por qu� al ministro de Industria se le critica que no lleve la corbata, cuando un buen punado de diputados hace anos que prescinde de ella? ?Es que en las obligaciones del ministro est� incluida la exigencia de la corbata? Un debate absurdo.

 

Corbatas con criterio
Anna R. Al�s, cronista social de El Mundo de Cataluna y escritora

S�lo ha habido un punto de acuerdo ideol�gico, y deber�a ser hist�rico, entre Ion Id�goras y Eduardo Zaplana: la corbata. En ambos ha sido sello de identidad para sumergirse en el Sistema, el que se escribe con may�sculas. Mientras el portavoz del lado duro del PP no se la quitaba ni para descamisarse, el fundador de HB se la puso en la misma puerta de La Zarzuela antes de ser recibido por el Rey. Pero como parece ser que la historia cuenta poco, los postmodernos de la pol�tica se esfuerzan en cargarse uno de los escasos complementos estil�sticos que le quedan al hombre.

Hay quien aduce que dejar de usarla es un sumando para hacer frente a la crisis. Aunque tambi�n cabr�a la interpretaci�n de que es justamente la guerra de la corbata un sutil conato para conducirnos hacia el despiste nacional, dado el escaso nivel pol�tico actual.

Cierto es que el uso de la corbata nunca ha sido obligatorio en el Parlamento. Tan cierto como que no est� penado escupir en plena calle o tirarse un pedo en las escaleras mec�nicas de El Corte Ingl�s. Si ya forma parte de la normalidad est�tico-urbana ver paseantes por el centro de una ciudad calzados con hawaianas playeras y hombres con pantal�n cortado debajo de la rodilla, lo de la corbata me parece un malmenor.

No nos llevemos las manos a la cabeza al ver que Jos� Bono y Miguel Sebasti�n se disparan puyas por si han de usar o no corbata, porque esto es una cadena. En un mundo en que lo que cuenta es la opini�n y no el criterio, todo cabe. Porque opinar, lo que se dice opinar, es una acci�n tan democr�tica como el uso del jean; lo del criterio es otro cantar, y para alcanzarlo hay que invertir en tiempo.

Me he tomado mi tiempo para tomarle el pulso al cuello masculino, y leo que S�neca recomend� a los hombres cubrir el cuello con un trozo de tejido, precursor de la corbata, por cuestiones de seguridad. Desconozco si Bono y Sebasti�n lo saben o lo suyo es un est�pido rifirrafe parlamentario, pero si Honor� de Balzac, bohemio y ac�rrimo defensor de los derechos humanos, se molest� en escribir un tratado de t�tulo L'Art de se mettre La Cravatte, en el que muestra 22 formas de anudarse el complemento, habr�a que darle cr�dito.

Los principales difusores del criterio en moda, los franceses, la lanzan como elemento favorecedor en la segunda mitad del siglo XVIII. El mundo evoluciona, afortunadamente, y debe utilizarse una libertad tan absurda como usar o no corbata, claro que s�. A los que nos sentamos perplejos a ver el estreno de la odisea espacial de Kubrick, el 2001 nos parec�a tan lejano como inimaginable, y llevamos siete anos superando un trauma que acab� no si�ndolo. Me result� m�s traum�tico observar a un Id�goras sumergirse en el Sistema aunque fuera por cuesti�n de formas. Las formas, ah� est� el quid. ?No es el fondo lo que cuenta? De no ser as�, Juan Carlos I deber�a lucir corona y arrastrar su manto de armino sobre el m�rmol de palacio.

Suspiremos, pues, por un Parlamento sin formas. Desterremos ya la imagen de un impecable Dur�n Lleida e imagin�moslo con una camiseta sin mangas. O a Rodr�guez Zapatero con minifalda abullonada, como los antiguos virreyes; a Bono con pareo y chaleco con incrustaciones de Swarovsy; a Rajoy con chancletas y pantal�n pirata. YInacabable!

Pongo en duda la utilidad de la corbata, por supuesto, pero tambi�n dudo en qu� invertir los 400 euros de regalo. Se me ocurre una idea sostenible: comprar una corbata y una cabra y envi�rselas a Carme Chac�n. Por coherencia pol�tico-formal: los chicos de La Legi�n usan corbat�n y la cabra, adem�s de ser emblema de la pena del desierto, la puede usar en casa para obtener leche y queso. Sobre todo, sostenibilidad senores.

Pero no olviden que con corbata est�n ustedes, la mayor�a, guap�simos. La prenda es democr�tica porque les iguala. Ya que no pueden igualarse con la calidad de los tejidos, las hechuras de los trajes o la horma de los zapatos, la corbata les ha servido hasta ahora para hacernos creer que sus ideolog�as convergen en su sana intenci�n de cuidarnos. Para eso son ustedes pol�ticos y yo una pijipi que pasa de casi todo menos de la inversi�n en los criterios.

(REDACCI�N EIP)

 

 

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