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Un sencillo
y corto acto s�lo para militares acab� ayer 28 de marzo de golpe y porrazo
con siglo y medio de historia. Fue en Pozuelo de Alarc�n (Madrid), donde
tiene su base el Regimiento de Transmisiones 22. Un coronel del Ej�rcito
pronunci� las palabras de despedida, agradeciendo el servicio prestado y
recordando que las nuevas tecnolog�as est�n invadiendo el mercado. Las
palomas ya no son lo que eran.
Los cinco integrantes de la ya desaparecida Secci�n Colomb�fila del Ej�rcito
de Tierra soltaron las 300 aves mensajeras que entrenan y miman, alguno de
ellos desde hace once anos, y �stas, obedientes y disciplinadas como un
soldado m�s, volaron juntas a casa, al palomar militar de El Pardo. La
�ltima misi�n.
Hoy ser�n entregadas definitivamente a la Federaci�n Espanola de esta
disciplina. La noticia que se adelant� el pasado diciembre, finalmente se ha
hecho realidad sin ning�n tipo de publicidad ni de aviso previo. El Ej�rcito
espanol, inmerso en un proceso de remodelaci�n, tiene palomas mensajeras
desde 1879, cuando cre� su primer palomar central en Guadalajara. En 1920 se
traslad� a su sede actual de El Pardo, en Madrid. De �ste depend�an otros
secundarios diseminados por todo el pa�s que han ido desapareciendo
paulatinamente, hasta hace un par de anos, cuando cerr� el pen�ltimo que
quedaba, el de Sevilla.
Alguien podr�a pensar que es mal augurio esto de que el Ej�rcito jubile a
sus palomas. O a los superiores no le gustan las plumas o corren malos
tiempos para el romanticismo. Los responsables de la Secci�n Colomb�fila,
que ya esperan nuevo destino, reconocen su pena por esta clausura.
Porque est�n convencidos de que, en caso de destrucci�n total de las
comunicaciones, la �nica manera de enviar mensajes ser�a en las patas de
esos animales. Adem�s, destacaban la labor de 'captaci�n' que realizaban en
muchos colegios, donde los ninos ve�an as� una de las pocas caras amables
del Ej�rcito, alejada de tanques y bombas.
La n�mero 46.415
Ayer, sin embargo, no hubo declaraciones. Y no habr� m�s palomas
condecoradas, como la 46.415 que reposa disecada en el Museo del Ej�rcito.
Corr�a 1937, en plena Guerra Civil. 200 guardias civiles sublevados estaban
sitiados en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en Ja�n, junto a 1.200
personas. Aguantaron 256 d�as el asedio de los republicanos gracias a las
palomas que les conectaban con el Gobierno Militar de C�rdoba y
suministraban informaci�n sobre c�mo hacerles llegar alimentos. La 46.415
fue herida de bala y cay�. Arrastr�ndose lleg� a su destino, entreg� el
mensaje y muri�. Si hoy levantara la cabeza...
(DIARIOMONTANES.ES)
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