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La ceremonia hom�nima que se celebra en Espana presenta diferencias significativas de presentaci�n si bien no de significado

 

La toma de posesi�n en Jap�n: elegancia y sobriedad niponas

 - El protocolo japon�s refleja y respeta su pasado imperial sin renunciar a las necesidades impuestas por la modernidad

 

 [22 de septiembre de 2005]

 

El Emperador, cabeza visible de la familia imperial nipona, comparte con el monarca espanol el hecho de no poseer poderes de gobierno, siguiendo lo estipulado por ambas constituciones. Ambos son "el s�mbolo del Estado y de la unidad del pueblo" como reza la Carta Magna nipona. Sin embargo, ambos son figuras imprescindibles en las ceremonias de toma de posesi�n de los jefes de Gobierno de sus respectivos pa�ses.

Hasta aqu�, aquello que nos un, porque son muchas las diferencias que plantean ambas ceremonias. El protocolo japon�s es, como cita Tom�s Ch�varri en su libro 'Protocolo Internacional', "una muestra perfecta de su pasado imperial, conservado y respectado con enorme fidelidad y de su condici�n de gran potencia econ�mica y l�der del desarrollo tecnol�gico mundial, de acuerdo con las necesidades impuestas por la vida moderna". El ceremonial nip�n se caracteriza por estar extremadamente cuidado, por la pulcritud y la sencillez, caracter�sticas que le confieren una elegancia particular.

La toma de posesi�n en Jap�n

En el caso de la toma de posesi�n -que en la jornada de ayer protagonizaba de nuevo Junichiro Koizumi, que ostenta ya el r�cord de longevidad a cargo de un gobierno japon�s- lo anteriormente mencionado se hace claramente visible. Tras las respectivas votaciones de la C�mara Baja y la C�mara Alta -las cuales se producen con apenas media hora de diferencia-, a trav�s de una conferencia de prensa se hace p�blico el nombramiento del nuevo primer ministro. Esa misma tarde, en el Palacio Imperial de Tokio -�nicamente utilizado para acontecimientos de gran relevancia- se lleva a cabo la ceremonia de juramento.

Esta joya arquitect�nica, definida como "la m�s antigua y m�s moderna de Jap�n" es testigo del acto de la toma de posesi�n, en el que el emperador Akihito -situado en el lugar m�s destacado del sal�n, y sentado en su trono- hace entrega al nuevo primer ministro del certificado que le acredita como tal. El receptor, situado a prudente distancia de su emperador lo recibe con un sobrio movimiento, en presencia de varios miembros del Ejecutivo. El atuendo elegido para esta ceremonia es estricto para todos, incluido el emperador: el cl�sico chaqu�.

Espana: juramento ante la Constituci�n

En el caso de Espana, el proceso de toma de posesi�n se dilata ligeramente. Una vez se ha nombrado al Presidente -en el caso de los ministros y otros altos cargos del Estado se sigue el mismo proceso- se debe esperar a la publicaci�n oficial del mismo en el Bolet�n Oficial del Estado, tras lo cual el nuevo jefe del Ejecutivo acude al Palacio de la Zarzuela para jurar o prometer su cargo ante el S.M. el Rey y el Notario Mayor del Reino.

Sobre una mesa se colocan una Biblia, un crucifijo -simbolog�a religiosa que no utiliza Jap�n- y un ejemplar de la Constituci�n, sobre el que posa su mano derecha para repetir la f�rmula estipula a tal efecto en el R.D. 707/1979 de 5 de abril.

A la toma de posesi�n del Presidente del Gobierno s�lo asisten Sus Majestades los Reyes -que se colocan a la izquierda de la mesa dispuesta a tal efecto- y su predecesor en el cargo, junto a algunos miembros de la Casa Real. Tras el juramento o promesa, el Presidente hace una inclinaci�n de respeto al Jefe del Estado y posteriormente regresa a su sitio, al fondo del sal�n -en el lado opuesto al de la mesa-. Hasta all� se desplazan los Reyes para felicitarle y hacer la fotograf�a oficial.

El atuendo contribuye a marcar, m�s si cabe, las diferencias. En la ceremonia espanola los varones acuden de traje oscuro y las senoras de vestido corto, sin m�s exigencias protocolarias.

 

 

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