Estudiar protocolo: expectativa versus realidad

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¿Por qué estudiar protocolo? Podría afirmar, defender y argumentar diversos motivos, pero sin duda alguna, la respuesta más clara es que supera todas las expectativas que podemos tener en nuestra etapa académica. Expectativas que afloran con el paso de los años y en nuestro quehacer profesional en materia de protocolo y organización de eventos.


Sin embargo, antes de adentrarnos en las satisfacciones profesionales…

Centrémonos en lo que supone estudiar protocolo:

  • Como a todos nos ha sucedido y sucederá, cursamos asignaturas que motivan más o menos, además de tener profesores vitales, siesos o aburridos… Pero adentrarse en los cursos de protocolo, codos aparte, supone aprender haciendo en base a las realidades que demanda el sector de la organización de eventos.
  • Se supone que hoy muchos son los que cuentan con un título universitario, un máster y dominan el inglés. Con todo lo bueno que ello supone, no nos diferencia de quienes están en igualdad de condiciones.
  • Estudiar protocolo también implica que debamos explotar al máximo nuestra creatividad para plasmarla en la organización de eventos, asumiendo que no hay nada mejor que hacer la vida más fácil a quienes acuden a ellos.
  • La diferencia también la marca que sean profesionales del protocolo y la organización de eventos en activo, y no perfiles eminentemente académicos, quienes impartan las asignaturas de los diversos cursos de protocolo que, valga la redundancia, oferta la Escuela Internacional de Protocolo.
  • Ahora sí, centrémonos en el futuro y la vida laboral de quienes estudian protocolo y organización de eventos: Padrinos, contactos y suerte aparte, el índice de inserción laboral es especialmente elevado.
  • No es lo mismo que cada año se gradúen en España cientos y cientos de abogados, economistas o periodistas que un reducido grupo de apasionados por la organización de eventos.
  • Debemos tener también en cuenta que tanto las instituciones como las empresas demandan cada vez más a profesionales del protocolo como a finales de los años 90 y principios de los años 2000 lo hacían con los directores de comunicación. Hoy no se entiende que una entidad carezca de DirCom y en unos años, pocos, no se entenderá que carezcan de la figura del profesional del protocolo y la organización de eventos.

Si había dudas, la pandemia lo ha evidenciado:

Cualquier sector se ha visto obligado a reinventarse, pero especialmente el de la organización de eventos.

En definitiva, trabajar en facilitar la vida a los demás a través de la creatividad y viviendo cada día una aventura diferente, es todo un lujo.

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